La puesta en valor y la didáctica de los bienes del
Patrimonio Histórico son fundamentales para ofrecer a la ciudadanía una
herramienta con la que poder disfrutar y aprender del pasado, así como una
forma de concienciación sobre su importancia.
Después de muchos años de relativo abandono, la muralla de
Villarejo de Salvanés ha sido restaurada y consolidada para garantizar su
conservación futura, pero también para poder mostrarla y explicarla a los
vecinos y a los visitantes foráneos.
Entre las actuaciones del proyecto de restauración y
musealización, además del asesoramiento y control arqueológico de los trabajos,
nuestra empresa, con Luis Andrés Domingo como arqueólogo director, ha diseñado
y dotado de contenido el panel explicativo que se sitúa al final de la rampa que
permite contemplar la muralla.
Ha sido un trabajo realizado para la empresa Grupo Alía, en
colaboración con QVos, y con la participación en la impresión e instalación del
panel de García-Fraile Rotulación.
Hoy Villarejo de Salvanés tiene más motivos para
sentirse orgulloso de su Conjunto Histórico.
TEXTO EXPLICATIVO INCLUIDO EN EL PANEL
(Autor: Luis Andrés Domingo Puertas - Contexto)
El Castillo construido por la Orden Militar de Santiago en Villarejo de Salvanés muestra, en su conjunto, la evolución de los modos y técnicas constructivas aplicadas a las fortalezas a lo largo de casi cuatro siglos; concretamente los que abarcan desde mediados del siglo XIII hasta la segunda mitad del siglo XVI. Gracias a los restos conservados del sistema defensivo y sus construcciones auxiliares, es posible comprender los cambios acaecidos en un castillo que fue vital para la Orden Militar de Santiago hasta el momento en que éste perdió su importancia militar y su valor simbólico a principios del siglo XVII. Tanto los estudios arqueológicos como la documentación histórica disponible han permitido establecer al menos tres fases constructivas que pueden ponerse en relación con fenómenos históricos de alcance más general que afectaron tanto a la Orden Militar de Santiago como al propio núcleo de población de Villarejo de Salvanés.
FASE I - SIGLOS XIII-XIV
Si bien se ha conjeturado con la posibilidad de que su precedente fuese una torre de vigilancia de época musulmana, lo cierto es que la andadura de este castillo comienza con la propia fundación del municipio de Villarejo de Salvanés a mediados del siglo XIII. En ese momento, se construye una fortificación con una torre de homenaje de planta cuadrada a la que se asocia un recinto amurallado reforzado por pequeñas torres de planta rectangular en las esquinas. Las evidencias de esta primera fase se observan tanto en los muros del interior de la torre del homenaje, como en el lienzo oriental de la muralla. Precisamente, asociado a ese tramo de muralla se conserva parte de una de las torres cuadradas de las esquinas que, posteriormente, quedó embutida parcialmente en las construcciones de la Fase III.
Durante estos primeros siglos, el Castillo sirvió como defensa del límite septentrional de los territorios de la Orden de Santiago en la Meseta Sur y también como punto de control de la entrada del camino de Valencia en dichos territorios. Aquí se fiscalizaba el paso de mercancías, personas y ganados a los dominios santiaguistas, lo que reportaba importantes ingresos a la Orden. En torno a esta fortaleza fue creciendo lentamente el primitivo caserío de Villarejo de Salvanés.
FASE II - SIGLOS XV-XV
Durante el tránsito al siglo XV, y en el contexto de una reordenación de los territorios de la Orden de Santiago, Villarejo de Salvanés se convierte en sede de la Encomienda Mayor de Castilla. Esta nueva circunstancia va a llevar a acometer importantes reformas en la fortaleza para engrandecerla y adaptarla a nuevas necesidades y a las nuevas tecnologías bélicas como las armas de fuego y la artillería.
Las reformas más notables se acometen en las últimas décadas del siglo XV, prolongándose en los primeros compases del siglo XVI. Es en esta fase cuando la torre del homenaje adquiere su fisionomía definitiva: se engrosan sus muros y se eleva su altura y se le adosan los ocho torreones macizos que robustecen la estructura. En torno a la torre, se construye la antemuralla con cuatro torres cilíndricas, poternas, pozo y mazmorras. Se refuerza además el recinto amurallado que rodea el patio de armas, aprovechando algunas partes de la estructuras de la Fase I y construyendo una puerta principal con dos torrecillas y arco. Es en este periodo cuando se excava el foso que rodeaba toda la fortaleza. Además, a esta fase de engrandecimiento, corresponde la construcción, dentro del Castillo, de la Casa-Palacio de los Comendadores.
LA CASA-PALACIO DE LOS COMENDADORES
Desde el último cuarto del siglo XV, los textos que describen la Fortaleza hacen mención a la presencia dentro del recinto amurallado de “una buena casa de aposentamiento” que debió servir de residencia para el Comendador y su familia, toda vez que Villarejo se había convertido en sede de la Encomienda Mayor de Castilla. La primera mención en los textos que aporta datos sobre esta residencia se remonta a 1480, pero es a partir de 1515 cuando podemos hablar de su transformación en un verdadero palacio. En su engrandecimiento, participó uno de los mejores arquitectos de la época, Lorenzo de Adonza, muy vinculado al Comendador D. Hernando de Vega, para el que ejecutó otros proyectos.
El edificio, ubicado en el sector suroeste del recinto y adosado al interior de la muralla, presentaba planta cuadrada, dos pisos y cuatro torres que destacaban en las esquinas. Para su embellecimiento se hicieron traer piezas de mármol de Génova que fueron empleadas principalmente en las pilastras que adornaban el zaguán, además de otras salas. El edificio se articulaba en torno a un patio central con columnas y corredores desde los que se accedía a las diversas estancias. Junto a las dependencias del Comendador y su familia, el palacio contaba con amplias cocinas, bodega, salones y otras habitaciones y, en sus inmediaciones, fuera ya de la muralla, contaba con una huerta con noria.
Fue residencia de los principales comendadores del siglo XVI y sabemos que alcanzó el siglo XVIII en relativo buen estado de conservación, pero su destrucción se produjo durante la Guerra de la Independencia, cuando los franceses lo incendiaron y quedó arruinado. Posteriormente, ya en la segunda mitad del siglo XIX, los restos del palacio fueron desmantelados para vender la piedra, por lo que actualmente no se conserva nada el mismo, salvo los restos de cimentaciones que se van detectando en excavaciones arqueológicas puntuales.
FASE III - MEDIADOS DEL SIGLO XVI
La última fase constructiva se evidencia sobre todo en el bastión defensivo que el visitante tiene ante sí, y se fecha en la primera mitad del siglo XVI. Este cuerpo constructivo se adosa a estructuras de los periodos anteriores para dotar a la fortaleza de un nuevo acceso. Destaca por el empleo de lienzos de mampostería mejor trabajada y presenta remate de sillares en las esquinas. Este acceso contaba con un puente levadizo que daba paso a la puerta principal, a través de la cual se accedía a un primer recinto separado del segundo por una puerta intermedia de seguridad. El segundo recinto correspondía a un gran cubo o torreón semicircular desde el que se entraba finalmente, mediante otra puerta, al patio de armas.
Este bastión es una de las múltiples adaptaciones del Castillo a las nuevas tecnologías bélicas del siglo XVI, ya que cuenta con troneras abocinadas para la utilización de armas de fuego.
Muy pocas fueron las reformas que se realizaron a partir de la segunda mitad del siglo XVI, iniciándose desde el principio del siguiente siglo un declive derivado del abandono que ocasionó la pérdida de sentido militar de esta fortaleza.
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